La cumbre de la forma física
Explicamos las claves de los entrenamientos en altura
Desde hace un tiempo, las concentraciones en altura se han convertido en un aliado necesario en la preparación de los corredores de primer nivel para sus objetivos. Antes de los eventos más importantes del año, Sierra Nevada, Andorra o El Teide son ya metas volantes indispensables para los ciclistas.
La puesta a punto definitiva en la condición física de los corredores se realiza en este tipo de concentraciones. Un factor clave a la hora de inducir mejoras entrenando en altura es la hipoxia que experimenta el deportista. A mayor altitud, menor es la presión atmosférica y con ella la cantidad de oxígeno que el organismo del deportista puede captar. En estas condiciones, el cuerpo experimenta una serie de adaptaciones que benefician al rendimiento y suponen a su vez un mayor desgaste físico que obliga a medir bien los esfuerzos para que el cuerpo del deportista las desarrolle y asimile bien; esto es, sin mermarse en exceso y pudiendo recuperarse de forma efectiva. Bien hecha, una concentración en altura produce adaptaciones fisiológicas que incrementan el rendimiento porque harán que el cuerpo sea más eficiente durante el ejercicio. Mal hecha, es contraproducente.
Durante el mes de julio, los corredores del Equipo Kern Pharma se concentrarán en altura varias semanas a fin de pulir su condición física antes de la vuelta a las carreras. Por ello, durante la concentración de trabajo que celebramos a mediados de junio la preparadora del equipo Iosune Murillo dio a los corredores las claves para que sus entrenamientos en altura sean fructíferos.
Entrenamiento en altura no solo es para escaladores. Parece obvio pensar que a cierta altitud solo se trabaja la resistencia de los corredores y la subida, por cuanto muchas de las sesiones de entrenamiento que se programan incluyen ascensiones largas. Sin embargo, corredores veloces como Kiko Galván también pueden aprovechar los entrenamientos en altura para mejorar su explosividad. Cambiar las carreteras habituales de entrenamiento por nuevas rutas y ascensiones suponen un aliciente para todo corredor, sea cual sea su especialidad.
La altura no afecta por igual a todos. El lugar de residencia habitual del corredor tiene una importancia clave en los datos y las adaptaciones que se extraen de las concentraciones. Jon Agirre, natural de la localidad costera de Zumaia, nota más las sesiones en altura que Daniel Méndez, colombiano residente en Bogotá, ciudad sita a más de 2600 metros sobre el nivel del mar.
La progresión es necesaria. Es conveniente habituar al cuerpo a entrenar en las condiciones que ofrece la naturaleza a partir de los 1800 metros de altitud pero, como en todo, este proceso debe ser progresivo. Por ello, se recomienda en los primeros días de concentración realizar la mayor parte de los entrenamientos, y especialmente las series, a 1000 o 1200 metros de altura, condiciones similares a las habituales. Cuando el cuerpo se acostumbre, se podrá exprimir al organismo hasta las cotas que permitan las carreteras de la zona.
Las condiciones en altura varian aspectos de la rutina del entrenamiento. Algunos indicadores, como el pulso, sufren alteraciones que hay que tener en cuenta. Es importante, por el mayor desgaste que acarrea la altitud, distanciar en el tiempo las series de entrenamiento y respetar los periodos de recuperación entre las cargas de trabajo. Incluso el sol tiene mayor incidencia en altitud, lo cual hace aconsejable que los corredores cuiden con mayor ahínco la hidratación y utilicen crema solar para proteger su piel.
La maleta en estos viajes. La báscula debe estar presente en estas concentraciones para controlar el peso y, por consiguiente, los niveles de hidratación. El pulsioxímetro, aparato para medir la saturación de oxígeno en sangre, se incorpora a la clásica lista del ciclista: potenciómetro, pulsómetro, suplementación y, para controlar la salud, el termómetro.
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